domingo, 22 de abril de 2012

¿Las escuelas matan la creatividad?


He estado viendo el video de Sir Ken Robinson con el título “Las escuelas matan la creatividad”. Y me pregunto ¿Sólo las escuelas la matan? Sin escuelas ¿estaría viva la creatividad?
Bien, he de decir que con algunas cuestiones estuve de acuerdo, con otras en parte, y disentí con ciertas conceptualizaciones.

A ver…en principio, es cierto que actualmente la noción de “inteligencias múltiples” se ha impuesto y la hemos asumido como una noción válida; en este sentido, coincido en que la institución escolar tradicional, aún mantiene, equivocadamente, una categorización de materias organizada según importancia (probablemente matemática seguida de lengua, en la cúspide).

El desarrollo de la creatividad debería perfilarse como un objetivo primordial en la educación; pero aquí mismo se ha deslizado un preconcepto del disertante algo “inquietante”. El ejemplo que nos plantea de cómo una famosa coreógrafa llegó a descubrir en su infancia su vocación termina con el comentario “…y llegó a ser millonaria…”  ¿era ese el fin buscado? ¿el éxito económico apoteótico es el corolario de una educación bien encaminada?

Por otro lado, ¿no se le estará exigiendo demasiado a la institución escolar como tal? ¿es ella la única responsable de matar la creatividad? ¿tiene medios para fomentarla? ¿es correcto plantear que el aprendizaje debe estar exclusivamente en las escuelas?. El número de alumnos por curso, pongamos por caso, ¿es compatible con el desarrollo de la creatividad ? ¿puede cada alumno tener su espacio propio, y manifestarse de modo original en un curso de 25?.

Creo que se está sobrecargando las posibilidades de la institución escolar tal como la conocemos hoy en día, al menos por estos lares. Muchos niños y adolescentes pasan frente al televisor, o con la computadora, más horas que las que ocupan en la escuela.  En el caso de la TV, me atrevo a suponer que la mayoría de ellos no ve programas que desarrollen la creatividad, dado lo escaso que son esos programas. (Lo cual, por otro lado, no es socialmente mal visto. Pareciera como si no se pudiera exigir cierto nivel en los programas de TV para contribuir al desarrollo intelectual y creativo de los espectadores.). En el caso de las computadoras…probablemente estén unos pasos más allá en cuanto al provecho que se extrae de ellas.

No intento defender a la escuela de los errores que le reconozco, que son muchos, pero sí quisiera “un juicio justo”. Para un alumno de una zona careciente del tercer mundo, su comunidad inmediata puede ser  una amenaza a su creatividad, y la escuela, con todas sus falencias, la única posibilidad de integración social.

Las conclusiones de un educador de una clase privilegiada de un país desarrollado no pueden extrapolarse de forma directa a regiones con otras problemáticas sin correr el riesgo de simplificaciones peligrosas.

Recuerdo que hace bastantes años, cuando era docente de una escuela media (enseñaba matemática), un grupo de alumnos cantaba, muy entusismado “Another brick in the wall” (otro ladrillo en la pared), de Pink Floyd.

El estribillo dice “Hey, teacher, leave de kids alone!” (Eh maestro, dejá a los chicos solos!) Tuve en esa ocasión una conversación muy interesante con mis alumnos de entonces. 
Por un lado, comentamos el sentido de la canción, en una sociedad como la británica de los ‘60 en la cual todavía se permitía a los docentes golpear a los niños como forma de disciplinamiento. 
Pero también reflexionamos sobre lo que ocurriría si los docentes, ‘la escuela’ como institución abandonara a los niños marginales de nuestras regiones, ¿qué posibilidades reales tendrían de desarrollar aunque no fuera sino parcialmente sus capacidades?
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